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El desayuno

“El desayuno es la comida más importante del día”, esta frase que estamos tan acostumbrados a oír, no es por ello menos cierta. El desayuno es la comida que realizamos tras levantarnos, es decir, después de un mínimo de ocho horas de ayuno tras un sueño reparador por lo tanto debe ser completo.

Los niños deben acostumbrarse a incluir en su dieta y más concretamente en esta comida todos los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de su organismo, para afrontar un día de juegos y tareas. El desayuno es tan importante que incluso condiciona el aprendizaje. De hecho, según un estudio de la Asociación Española de Pediatría los niños que no desayunan son más apáticos y tienen un menor rendimiento escolar. “Los profesores identifican fácilmente a los alumnos que no han desayunado bien. Se los ve con menos energía”, explica Marina Llobet, dietista-nutricionista del servicio de Endocrinología del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.

Por otro lado, un desayuno completo y equilibrado es el mejor antídoto contra la obesidad infantil. Está demostrado que la prevalencia de obesidad es superior en las personas que no desayunan o que lo hacen mal, ya que llegar con demasiada hambre al mediodía suele provocar que se coma peor (más grasas) y más de lo necesario. 

Un desayuno completo debe estar formado por tres grupos de alimentos: lácteos, cereales y frutas. En cualquiera de sus variantes: yogures, leche, zumos, fruta fresca, tostadas, bizcochos caseros o galletas. Los lácteos aportan proteínas, calcio y vitaminas A, D y B. Los farináceos o cereales, hidratos de carbono (que dan energía), vitaminas y minerales. Y la fruta, hidratos de carbono, vitaminas y fibra.

TRES REGLAS DE ORO

Además del contenido, también es importante la forma de dárselo:

  • Dedícale tiempo. Entre 20 y 30 minutos, para un desayuno completo.
  • Desayunad juntos. Lo ideal es que el niño no desayune solo: hablar y compartir mesa convertirá esta comida en un momento de conexión. Y así tu hijo no necesitará otros estímulos, como ver la tele.
  • El sitio sí importa. “Nada de estar sentado en el sofá o tirado por la alfombra”, advierte Llobet. Además de alimentarle, estás educando a tu hijo en el hábito de comer bien.

ERRORES A EVITAR

Estos son, según la doctora Marina Llobet, los fallos más comunes:

  1. Darle demasiada cantidad. Un vaso de leche entero para un niño de 3 años, si además toma fruta y galletas, puede ser mucho. Si se toma bien la mitad o tres cuartos, no hay que obligarle a beber más.
  2. Ser muy monótonos. La variedad es tan importante como la cantidad. Algunos niños dejan de comer simplemente porque se aburren. Prueba a cambiar el menú introduciendo cada día distintas frutas o cereales: supondrá un aliciente para él y su dieta será más equilibrada.
  3. Castigarle o amenazarle si no come. Estas medidas no son las más adecuadas. Según explica la psicóloga infantil Montse Domènech en ¡A comer! (editorial Plaza & Janés), las felicitaciones o los premios materiales o afectivos dan mejor resultado.
  4. Dejarle decidir. Un 24% de los niños deciden qué desayuno quieren tomar. Preguntar al pequeño por una preferencia (¿quieres leche o yogur?, o ¿una pera o una manzana?) está bien, pero dejarle a él la responsabilidad de la elección, no.

Fuente: Crecer Feliz

GALLETAS DE AVENA

Ingredientes:

115 gr de copos de avena

50  gr de harina integral

75  gr de azúcar moreno

1/2 cucharadita de levadura química

1 pizca de sal

1 huevo

75 ml de aceite de girasol

1 cucharadita de esencia de vainilla

Chips de chocolate o frutos secos

Elaboración de la receta de galletas:

En un cuenco ponemos los copos de avena, la harina, el azúcar moreno, la levadura y la sal, y lo mezclamos todo. En otro recipiente mezclamos los huevos, el aceite y la esencia y lo incorporamos a la anterior mezcla. Mezclamos todo, sólo he utilizado para mezclar una espátula, no hace falta batidora ni mezcladora. Una vez que está todo mezclado, formamos bolitas que aplanamos con la mano y colocamos en una bandeja de horno.

Horneamos a 180ºC, debe estar precalentado,  unos 12 minutos o hasta que veáis que los bordes estén dorados. Las sacamos y dejamos sobre una rejilla. Una vez que se enfríen terminarán de endurecerse.

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